miércoles, 21 de abril de 2010

Privilegios inesperados.


El fotógrafo Robert Hupka solicitó ser encerrado junto a La Piedad de Miguel Angel durante toda una noche para poder fotografiarla desde todas las perspectivas posibles. Contra pronóstico, y muy extrañamente, accedieron a su petición. Realizó todas las fotos en blanco y negro buscando sin duda no soliviantar el claroscuro de la sala que albergaba tan extraordinaria obra. A lo largo de la noche se encaramó en diversos andamios, se contorneó una y otra vez bajo la escultura buscando el ángulo perfecto, reptó como las culebras junto a los pies de los personajes, sintió miedo y escalofríos, se abrazó por momentos a ellos buscando calor y sosiego y permaneció durante muchos minutos absorto en los volúmenes y las texturas de tan imposible grandeza escultórica. Él, como tantos otros, se preguntó una y otra vez el porqué de haber esculpido el rostro de la Virgen tan joven como el del Hijo yaciente en sus brazos. Miguel Angel ya lo explicó al decir que cuando alguién está enamorado de Dios jamás envejece. Hupka llegó a confesar que después de su experiencia ya no volvió a ser el mismo. ¿Qué le rondó en la cabeza? ¿Fué tal vez elegido para escuchar, entre toma y toma, algún inesperado susurro de revelación en el oído? ¿O alcanzó a sentirse tocado por la conciencia de una profanación que llegó a estremecer la merecida quietud de unas figuras marmóreas dormidas hasta entonces?
Los verdaderos privilegios se presentan así, sin avisar, pero su viejo deseo de multiplicar los puntos de mira y los mil y un detalles de una obra inconmensurable, se alienó con el Universo haciendo posible el encuentro de un hombre con la "belleza inaccesible". Viviría después toda su vida recordando aquella noche en la que fue capaz de escapar de lo cotidiano, de los rudimentos de un pensamiento que esa misma noche le permitieron hacer un guiño a los propios resortes de la mortalidad.
Esta mañana he contemplado la experiencia fotográfica de Hupka con razonable emoción. Tal vez por eso, a media tarde, he recibido una buena noticia.