lunes, 26 de enero de 2009

Héroes a la vuelta de la esquina


Dicen que los nuevos héroes son aquellos que consiguen vivir en un mundo donde las cosas suceden por primera vez. El trasnochado estereotipo de la figura heroica siempre nos ha remitido a los estigmas grandilocuentes del celuloide recordando a Espartaco crucificado o a Rodrigo Díaz de Vivar dándole de beber a un leproso. La Historia, los cuentos y el cine han ido componiendo una interminable guía de héroes, el club de los elegidos por la propia voluntad de los menos indicados. Si algunos de aquellos levantaran la cabeza no dudarian en aplastarles la suya a estos otros por una intromisión tan ilícita como extemporánea, más propia de la obsesiva imaginería humana que de la concesión a las tres formas posibles de una realidad: que haya sucedido, que no haya sucedido, o que el suceso aconteciera de una forma radicalmente diferente. Todos nos hemos vestido, mirándonos al espejo de algunos sueños, de Capitán Trueno, de Alicia en el País de las Maravillas, de Huckeleberry Finn, o de Agustina de Aragón, entre otros miles. El hombre mira al hombre ignorándose a sí mismo, recelando de sí mismo, y olvidando la condición más esencial que posee: el sentido de la individualidad. Nuestra propia razón de ser ha sido voluntariamente despojada de su esencia en pro de un continuo e histórico deseo hacia el enardecimiento de los héroes intentando arrebatarles algo de su condición, como esa estampa que se lleva en la cartera haciéndonos creer que su cercanía va a proveernos de alguna santidad. Bien es cierto que la admiración es un sentimiento muy humano y muy útil para la supervivencia, pero las fuentes no siempre son fidedignas y las intenciones, cuando se untan de componentes ideológicos, están siempre bajo sospecha. ¿Imagináis a alguién que duerma con una foto de Hitler o de George Bush en el cabecero de la cama? Pues haberlos haylos y seguramente dormirán con placidez toda la noche pensando que todos los demonios andan fuera. Felipe II también colgó en su dormitorio El jardín de las delicias de El Bosco, creyendo sin duda que recluía a todos los satanases dentro del cuadro, y luego se jactaba contemplándolos menesterosos, lascivos y desvergonzados por la valiente ocurrencia del pintor de S´Hertogensbosh, ¡un héroe! que debió pensar el monarca cuando acabó comprando casi toda su obra.
Pero los tiempos cambian y con ellos el corazón de los hombres y las hechuras de los héroes. Ahora ya no aparecen en los libros de Historia, ni en los cuentos, están ahí, a la vuelta de la esquina, disfrazados de gente corriente e ignorados por casi toda la humanidad. El mundo está lleno de ellos y a muchos los conocemos sin saberlo. Se apertrechan cada día para el combate sin apenas armas ni herramientas mientras, enfrente, los demonios conspiran y maniquean para inclinar la balanza a su favor. Corren tiempos de abundancia en uno y otro bando y por eso la lucha está servida. Estamos en la era de la confrontación silenciosa. Se ha minimizado el discurso, la licitud intemporal de la palabra, para dar paso a la conspiración sonriente, a sacarle aún más punta a las ojivas de los proyectiles y a volver la vista hacia otro lado. Pero ahí estan los nuevos héroes, los auténticos, camuflados por su propia voluntad y, sin embargo, molestando y dejando por todas partes sus señas de identidad, como la mosca cojonera. ¿No los imagináis? Esas mujeres desesperadas sufriendo en sus carnes y en sus casas la permanente amenaza del maltratador, o los que llevan meses y años tocando timbres y puertas para encontrar un salario, o los que luchan en un hospital contra la muerte y la enfermedad sin perder ni siquiera la sonrisa, o los que enjuagan en silencio todas sus penas animando a otros que las padecen, o los que ponen en riesgo sus vidas para denunciar el exterminio y salvar la dignidad de los demás, o todos aquellos que cuidan enfermos y enseñan en las escuelas a miles de kilómetros de sus hogares, o los que viven solos sin amor y sin familia, o los que investigan para la salud y el bienestar sin preocuparse ni de horas ni de dias, o los que lloran a escondidas para que no cunda el ejemplo, o los que sonrien ante todas las clases de adversidad, o los que mueren por falta de agua y alimento y miran suplicantes hacia el cielo en el último estertor, y tantos y tantos que aún logran mantenerse erguidos sin perder ni la postura ni la calma.
Hay muchos y están cerca, a veces muy cerca, ahí a la vuelta de la esquina. Los héroes de los libros no pueden salir de ellos, pero los otros, los nuevos héroes, los que consiguen vivir en un mundo donde las cosas suceden por primera vez, están al alcance de la mano, a lo mejor hasta tú o yo...¡Quién sabe!

miércoles, 21 de enero de 2009

TVE Eurovisión= "Camorra mediática desorganizada"

Esos cinco músicos de la imagen de arriba, a los que un crítico oficial de TVE y miembro del futuro jurado para el evento de la selección de la canción de Eurovisión, les ha llamado repetidamente en el foro " cuarentones trasnochados sabineros"-esto último alude al especial cariño que le debe el individuo a Joaquín Sabina-, son cinco currantes con diversas profesiones que un buen día acertaron a meter en el mismo saco la amistad, los ratos libres, el cachondeo, y la pasión por la música. Y así nació Normativa Vigente un grupo musical sin más pretensión que la convivencia entre sus miembros y el disfrute con la creación e interpretación de sus propios temas en los garajes, las buhardillas o los pubs malolientes ahogados en humo y susurros. Supongo que es la misma historia de tantos y tantos grupos que pasean sus lamentos y sus guitarras de casa en casa y de calle en calle esperando que de repente alguien se pare a escucharlos. Pues bien, ocurrió que en el pasado mes de Diciembre, TVE convocó el concurso de selección para la canción de Eurovisión con un mensaje caritativo que, como el hijo pródigo, pretendía que volviesen a su regazo todos los músicos, solistas o grupos, de este País, que recogidos o desperdigados o pertenecientes al cielo o al infierno, atizaran a presentar sus propuestas musicales en medio de una verbena mediática a la que el propio ente ha sabido sacarle siempre muy buen partido. Y así, de esta golosa manera, acudieron como las moscas al pastel, muchos músicos con poco nombre y nula leyenda, y por supuesto, todos los advenedizos paridos en el risible laboratorio de Operación Triunfo. Tras mes y medio de votaciones en todo el territorio nacional con el sistema y la propia página que TVE habilitó a tal efecto, se llegó al final del plazo el pasado dia 19 de Enero a las 12 de la noche. Podemos imaginar el esfuerzo que durante todo ese periodo de tiempo llevaron a cabo los propios interesados, familiares y amigos. votando una y otra vez con la frecuencia que las propias normas de TVE permitían. Nada ni nadie podía salirse del tiesto y así se llegó al final con Normativa Vigente clasificados en 2ª posición de la categoría Pop Rock con 105.800 votos y sabiendo que se clasificaban los cinco primeros de cada categoría. Pero ¡ay, madre! que en esos momentos finales, los intereses de TVE para con sus pupilos de O.T Noelia Cano y El secreto de Alex rozaban la tragedia: ambos intérpretes habían quedado 6º y 7º respectivamente y había que actuar. Actuar como solo nosotros los españolitos untados de poder y de influencias sabemos hacerlo: con la vergüenza al hombro y la prepotencia por delante, amedrentando a diestro y a siniestro y pasándonos todas las normas por el inocente forro del escroto, procurando que el escupitajo sea lo más certero posible. Y en consecuencia sucedió lo siguiente: A Carlos Barroso que en la mañana del último dia se encontraba 3º en la clasificación lo descalificaron por la vía del cloroformo. A primera hora de la tarde de ese mismo día la Srta Viky Bolaños futura presentadora de la Gala llamó por teléfono a uno de los miembros de Normativa Vigente para comunicarle que la Organización había detectado irregularidades en las votaciones y que tenían que penalizarles con 30.000 votos, con lo cual quedarían fuera de la lista. El sorprendido batería haciendo un uso oportuno de su condición tambíen de abogado exige que le pasen con la responsable del evento, la Sra. Eva Cebrián, Directora de contenidos de RTVE e hija de Juan Luis Cebrián Presidente del grupo Prisa, que se pone al teléfono inmediatamente haciendo a su vez patentes alardes de la metodología mencionada y confirma la noticia. El abogado-batería que no se amilana "amenaza", alzando la voz aún más que ella, con que recurrirá a todos los derechos constitucionales o no, y a todos los juzgados por hediondos u oscuros que se crucen en su camino para evitar tamaña tropelía, a lo que ella contesta retándole e incitándole a la acción y dándoles por muertos. Cuando el músico finaliza la "amable" conversación diciéndole que la ha grabado toda y que va a hacer uso de ella, la Sra. Cebrián plega velas inmediatamente y en tono conciliador comenta que verá que puede hacer. Y lo que hace es lo siguiente: un día después de finalizar el plazo, se presentan los resultados definitivos, y Normativa Vigente aparece en 5º lugar con 17.000 votos menos, Noelia Cano y El secreto de Alex aparecen en 2ª y 3ª posición respectivamente, y Carlos Barroso sigue despojado de su existencia por no gritar, no amenazar y seguramte también por no ser abogado.
El pasado día 14 de Febrero se celebró la primera Gala en Barcelona en riguroso y oportuno directo para que todo el mundo pudiese disfrutar del espectáculo. Y lo que había de pasar pasó: Mélody y Noelia Cano, los pupilos de TVE, ocupando el 1º y 3º puesto respectivamente, a pesar del fiasco bochornoso de interpretación y voz de esta última; Uribarri, el "manipulador general" del jurado, haciéndoles pagar en vivo y en directo a Normativa Vigente el pataleo telefónico que les evitó ser arrojados a la cloaca unas semanas antes, y los chicos de Normativa, ya felizmente y por fin en casa, con el diploma en el culo de 8º clasificados, avergonzados por el evento y la calidad de las canciones y trayendo como más frugaz y metafísico recuerdo el de una soberbia mariscada que se despacharon ufanos, haciéndoles un guiño a las olas del Mediterráneo.Y así se escribe este cuento de hadas, insurgentes y brujas en esta España nuestra del siglo XXI. ¡Que Dios nos libre del pecado, de la inanición, de la incomprensión y de la camorra mediática desorganizada! Amén.

martes, 13 de enero de 2009

El elogio de la sombra




"La vista de un objeto brillante nos produce cierto malestar. Los occidentales utilizan, incluso en la mesa, utensilios de plata, de acero, de niquel, que pulen hasta sacarles brillo, mientras que a nosotros nos horroriza todo lo que resplandece de esa manera". Este es un párrafo de "El elogio de la sombra" de Junichiro Tanizaki (1886-1965), un ensayo sobre la condición espiritual de la estética de la sombra, escrito en 1933. Me animé a comprar el libro -por cierto en una edición de diminuto tamaño- tras la recomendación insistente de Fernando Sanchez Dragó en uno de sus programas televisivos. El novelista japonés recalca una y otra vez en la obra que la sombra no es lo opuesto de la luz sino el efecto de la propagación difusa y tenue de lo luminoso. En la casa tradicional japonesa existe un hueco, el toko no ma, donde se coloca una pintura o un jarrón con flores. La descomposición allí de la luz en sombra posee una poderosa vitalidad estética que a los orientales nunca les ha pasado por alto.
Cuando comencé a leer el libro en mi casa pensé, con la impaciencia de otras veces, que me había equivocado de lectura. ¿Qué hacía yo leyendo aquella especie de tratado que hablaba de los rincones oscuros y los objetos que decoran las casas japonesas? Atrapado en esa extraña resignación que te transmiten los libros para que no los abandones seguí leyendo y cuando dos horas más tarde llegué al final y miré en derredor, el espacio y los objetos se habían multiplicado, una nueva presencia de la que nunca había sido capaz de percatarme me rodeaba por todas partes: la de las sombras. Mi casa estaba llena de ellas, rincones en semipenumbra, objetos que solo mostraban la parte más brillante, otros proyectando caprichosas formas al incidirles la luz, el techo decorado con la sombra de las lámparas, la densa penumbra tras el marco de una puerta abierta, la legítima cara oculta en definitiva que, al igual que nosotros, deben tener las cosas y los espacios. Los orientales lo han sabido desde siempre y así han ido construyendo sus vidas y sus casas: reservando momentos y espacios para la reflexión en un ambiente cuyo principal ornamento parece ser el tributo a la oscuridad.
"Nuestros antepasados ya descubrieron un dia lo bello en el seno de las sombras, por eso mismo, la belleza de una habitación japonesa, producida únicamente por un juego sobre el grado de opacidad de la sombra, no necesita ningún accesorio. A nosotros nos gusta esa claridad tenue, hecha de luz exterior y de apariencia incierta, una penumbra que vale por todos los adornos del mundo y su visión no nos cansa jamás", continúa comentando Tanizaki. Un punto de vista que a nivel ornamental parece establecer una confrontación directa con nuestra tradicional obsesión por lo colorista, reluciente y aparatoso. y que tantas veces nos ha hecho olvidar la belleza de lo natural. "El elogio de la sombra", sin embargo, logró conducirme hacia ese mundo de los pequeños misterios del claroscuro que nos rodea, tal vez refrendado también por mi vieja fascinación por la noche, y extensible a todo lo que está oculto o no se muestra del todo, ese ferviente deseo nuestro por indagar y adivinar, llegar hasta la cara oculta de la luna o imaginar hastiados de deseo lo que se oculta tras la seda de la lencería de una mujer. Quizás no nos hayamos dado cuenta aún de que la sombra es lo evidente y la luz es indescifrable. Salvador Pániker lo describió muy bien con aquella frase: "¿Hay algo menos luminoso que Dios?".
El estremecimiento que Tanizaki siente al contemplar el espacio semioscuro del toko no ma, no es sino la magia de la sombra, el alma profunda de la realidad trivial de algo que iluminado solo sería un espacio vacío y desnudo. Para comprobarlo, entrad a una habitación a oscuras y permaneced unos instantes en silencio, podréis entonces imaginar mil mundos en su interior, pero al encender la luz todo el misterio se habrá desvanecido.

miércoles, 7 de enero de 2009

Un nuevo año más y menos.

Acaba de comenzar un nuevo año y no sé qué decir. Los optimistas y los virtuosos dirán que son momentos para la esperanza, y los millonarios andarán frotándose las manos ante las nuevas perspectivas facultadas por las circunstancias. El resto intentará sobrevivir. Un ejercicio, éste último, acuciado de dificultades por la diversidad de los frentes. Ahora no solo hay que luchar para proveer el alimento, también hay que hacerlo contra el desencanto y contra la sombra de uno mismo, tu otro yo, ese que siempre te está pidiendo cuentas e incitando a la transgresión de todo lo que otros parecen haber ordenado. ¿Adonde acudir en medio de la marea? Algunos hemos perdido esa referencia, la de las jerarquías de lo que es mejor o peor, la capacidad para intuir la amenaza y escapar del desastre por el camino más corto o menos desconocido. Y no creo que se deba a un dejarse llevar por estas nuevas corrientes que algunos hipócritas acomodados llaman de la modernidad. ¿Qué es esto de la modernidad? ¿Acaso somos ahora más felices que en tiempos de los romanos? ¿De qué nos sirven nuestros millones de universitarios si solo unos pocos se paran a leer y a pensar? Desde luego nada mejor para alejarse del pesimismo que no perder el tiempo con esas actividades otrora tan peligrosas. ¡Un nuevo año! ¿Cómo afrontarlo si somos el mismo del año anterior? No debemos esperar diferentes componendas sabiendo que vamos a reaccionar con idénticas actitudes y a la postre, dejando a un lado las incidencias, solo veremos que somos un año más viejos. Y entonces, absurdamente, lo celebramos entre guirnaldas y brindis, medio atragantados aún por las uvas como una ferviente ofrenda a la taumaturgia y el deseo, sabiendo también que tan solo son el dulce y afrutado testigo de la cuenta atrás.

¡Un nuevo año! que me dice poniendo cara de payaso sonriente mi otro yo, y sabiendo que no voy a cambiar. ¿Por qué habría de hacerlo? Vine al mundo para ser yo mismo y no el de enfrente. Y además son ya muchos años de aprendizaje, sobresaltos, retoques y reconstrucción y ahora no vamos a echar la casa abajo por más que algunas paredes se hayan levantado torcidas. ¿Quién es el dueño de la plomada? Así que seguiré recelando de los predicadores y los banqueros y despreciando a los políticos, escupitando a los nacionalistas-fundamentalistas, compadeciendo a los ignorantes por su propia voluntad, rechinando los dientes contra la mala educación, aplaudiendo a la gente lúcida, vitoreando a los independientes, agradeciendo a los artistas el aporte de emoción, vibrando con los músicos, respetando todas las creencias religiosas, alegrándome con las alegrías de aquellos que yo creo que las merecen, ignorando a los que no me aportan ni una pizca de emoción, considerando a los libros la gran caja de los sueños, soliviantándome en mitad de muchas noches, fascinándome con la belleza de algunas mujeres, deseándolas a casi todas, adorando a la familia, recordando cada día a los que ya no están, pensando en el amor, sacando fuerzas de donde ya no las hay para continuar un año más echándolo de menos, escribiendo cosas inteligibles y otras no tanto, conmoviendome ante la enfermedad y la desesperanza, aterrándome con la muerte, buscando desesperadamente a Dios, jugando al golf cada vez más, cazando cada vez menos, haciendo el amor circunstancialmente, sufriendo los miedos y las penas en silencio, continuando solo, teniendo cerca a la familia y los amigos, manteniendo la pasión por los coches, haciendo grandes esfuerzos para no perder el equilibrio, intentando salvaguardar la dignidad, conviviendo con las viejas miserias, esperanzado con llegar pronto a ser abuelo, aburriéndome con los que nunca saben qué decir, haciendo promesas, exasperándome con las hipotecas, cabreándome con los estúpidos, riyéndome de mí mismo, queriéndome a mí mismo, rezando por los mios, odiando a casi nadie durante más de un día seguido, discutiendo inútilmente con mi madre, entusiasmándome con la fotografía, idolatrando al chocolate, pensando siempre en comer, llorando a veces en cualquier parte, sintiéndome incómodo con los que no conozco, acomodado en la resignación, no siendo menos que nadie, comprometido con el mantenimiento de la esperanza, viviendo, sobreviviendo y sobretodo repostando paciencias para poder continuar.

¡Un año más! "Dulce es la guerra para quienes no la han vivido". ¡Dispongámonos a vivirla por jodida que sea!