miércoles, 22 de abril de 2009

Colectivos, grupos y grupúsculos.



El marxismo genealógico que encontró el final de su cadena ribonucleica cuando se topó con los genes de Groucho Marx y que éste refrendó con aquella frase: "Nunca perteneceré a ningún club que esté dispuesto a admitirme como socio" merece un llanto o al menos un hondo suspiro como corresponde a toda teoría que desaparece sin efecto alguno de evolución o a todo recuerdo con forma de persona que vivió su tiempo encapsulada entre signos de admiración. ¡Cómo sabía tanto de ellos acabó comiéndoselos! Pierna, prepucio, oreja, coscusilla o cerebelo, más o menos, es lo que acabó merendándose Groucho un dia sí y otro también de toda la estúpida sociedad que le rodeaba y a la que él también se sentía lastimosamente engranado. Sus instintos canívales y las ansias de venganza por verse parido y no deseado en tan insípido escenario conformaron una obsesión que la mantuvo inútilmente vigente durante toda su vida: darse un bocado a sí mismo en la V cavernosa del trigémino. Como no lo consiguió, de tanto esfuerzo, acabó muriendo de cansancio y por eso escribió sobre su tumba: "Perdonen que no me levante".
A estas alturas de vuelo rasante sobre el discurso resulta evidente que a Groucho no le gustaban los colectivos. Si ya sospechaba de la cordura individual, imaginemos el espanto que debía producirle la colectividad, los asociados, ese amontonamiento de cuerpos y pretensiones, ese ruído infame de abrirse paso a codazos, escupitajos o carantoñas, según quién sea el contrincante de al lado o se intuya la dirección de la amenaza. Son solo cosas de la memez humana que oculta su condición bajo la máscara del grupo y saca de vez en cuando la cabeza como los pollos para que la sombra se proyecte sobre los pasmados , los aduladores o los tontos, buscando entre la confusión y el revuelo un lugar de privilegio.
Yo, que de Groucho no tengo ni siquiera el bigote, no puedo evitar sentirme como él en estas cosas de los clubes, los asociados, y el colectivismo, aunque con algo más de frustración y un mucho menos de pragmatismo. Mi angel de la guarda y exterminador dirá que hablo así porque cada vez que he metido las narices en esas aguas he salido escaldado. Sí, escaldado y con un pegote de mierda estampado certeramente sobre la frente como fiel recordatorio de lo que yo siempre he sabido: los colectivos son lugares de oportunidad con la cara lavada donde se refugian muchos pasmados que no aspiran a otra cosa, algunas personas decentes animadas aún por un sobrante de romanticismo, y finalmente los tribunos, es decir los que se asignan la facultad de poner el veto a todas las propuestas de la plebe y de proponer plebiscitos sin opción a consulta alguna. Son los manipuladores sin carné ni credenciales, los verdaderos artífices del clamor del colectivo, los vitoreados desde tiempo inmemorial por esa gran masa de los pasmados mencionados sin los cuales les sería imposible alcanzar esa sonrisa con mueca de orgasmo multitudinario. No es dificil detectarlos porque nada más traspasar la puerta ellos se presentan como tales, primero amablemente, ansiosos por saber si perteneces al rebaño, y luego pertrechados de toda beligerancia cuando descubren que no eres un plegado más a sus justísimas voluntades.
Querido Groucho, ya ves que yo también, siendo un don nadie y no como tú, me he dado cuenta de estas cosas, pero como no escarmiento sigo metiendo de vez en cuando la nariz en la ponzoña, la última en un grupo que dice llamarse de narrativa, ¡qué falacia! Estos tribunos de la gran mierda están por todas partes y no respetan ni a Dios. ¡Cuánto asco Señor hasta de uno mismo! He de confesarte una vez más querido Groucho que a mi también me han asaltado esos instintos del canivalismo y la venganza, pero al contrario que tú, en vez de en el trigémino, el otro día intenté darme un bocado en la punta de la polla, pero al ver tan lejos y tan utópico el alcance, he desistido de volver a intentarlo para no morir de la obsesión. Al menos en esto te he ganado en pragmatismo. Espero que no me lo tomes a mal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bravo!!