No hace muchas noches viejas recuerdo que, en una de éstas, me cené un paquete de salchichas Campofrío y doce uvas pasas al son de las campanadas. Me miraba desde el techo con reptilaria compasión una vieja salamanquesa que compartía desde el verano anterior los mismos aposentos que yo. Nunca sabré si en su estatuaria pose contemplándome encerraba también algún sentimiento de solidaridad por la inadecuada frugacidad de la cena y la soledad de ambos en tan emblemático momento. Sin embargo, no fué un mal año el que echó a andar después.
Creo que han pasado siete noches viejas desde entonces. La última esta misma noche. En la mesa había de todo entre líquidos y sólidos de diferentes sabores y texturas. Gente grande, gente chica, mi madre enfrascada en su maternal bipolaridad de joderme y quererme al mismo tiempo, mi perro enroscado en su mantica muy cerca de la chimenea, mi sobrino Hugo paciente y pendiente de mis tacos para soliviantar entre risas a su madre, y ninguna salamanquesa mirándome desde el techo.
No sé si es por el cambio de año o por el desgaste de los que ya han transcurrido, pero me siento sin energías. Así, en plural. Sin las buenas ni las malas, las renovables, las desechables o las meramente residuales. Tal vez todo se deba a una cuestión de invariabilidad, ese estado que computa y a su vez conforma y legitima la tragedia de la vida insulsa, sin condimentos, sin sobresaltos, sin las precisas emociones para seguir adelante.
¿Donde andas amiga salamanquesa que osastes abandonar la hibernación para asomar tu frágil hociquillo aquella noche de fin de año? Me anunciastes cambios, variaciones, zigzagueos de diversa y colorista índole y emociones por un tubo. Así que las salchichas y las pasas de tan frugaz e irreverente cena siempre me supieron a gloria.
Ahora, en cambio, en esta primerísima noche del nuevo año, estoy atiborrado de comida y vaciado de energía. ¡Qué falacia! ¡Y cuán merecida por no haberte hecho caso, querida salamanquesa, cuando me sugeristes que recostase mi futuro entre tus verdeantes escamas!
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