martes, 5 de mayo de 2009

"La noche de los poetas" Microrrelato presentado en la Delegación de Cultura de Almería presuntamente censurado por represalias.

Las aguas se habían encendido en el muelle con la luz de las antorchas. Todos los kuttab bajaron a la orilla a recibirles.
- ¡Veamos qué cargamento nos traéis! –gritó con voz severa Al-Nusayr, el secretario mayor.
- Lo que traemos viaja con nosotros en lo más profundo del pensamiento. Vuestro gran rey Al-Mutasim será fielmente honrado con nuestra humilde sabiduría -contestó Habib Jaldún, el poeta de Qayrawan.
Los eruditos, venidos desde el otro lado del mar, atravesaron la Puerta de los Negros escoltados por los kuttab y ascendieron hasta la Alcazaba. Cuando finalmente se presentaron ante Al-Mutasim, fueron embargados por una enorme tristeza.
- ¡Cuidad vuestras lágrimas y no las malgastéis pues tendréis que llorar largo tiempo! –atinó a decir con la dificultad del que agoniza el rey poeta Al-Mutasim, bajo cuyo reinado vivía la taifa de Almería sus mayores momentos de esplendor.
Habib Jaldún subió esa misma noche hasta la Torre del Mihrab y contempló la bahía. Un penetrante olor a mar y el reflejo anaranjado de las fogatas en el agua, parecía alejar su condición de forastero. De repente sintió un espasmo, un rictus agónico que le hizo perder la visión y la conciencia. Fue entonces cuando comenzó a escuchar lamentos y gritos desgarradores. Abrió de nuevo los ojos y, en la lejanía, observó figuras humanas que se apiñaban en una barcaza y otras que flotaban sobre las aguas. Prestó atención y pudo entender algunas de aquellas súplicas. La aterradora visión duró tan solo unos segundos, el instante necesario para hacerle comprender que había avanzado 918 años en el tiempo. Entonces recordó las recientes palabras de Al-Mutasim y se echó a llorar rompiendo el silencio de una noche espléndida.
El Mihrab, testigo mudo de tan dispares espectáculos, aún se esfuerza por seguir en pie.
Nota del autor: La siguiente carta dirigida y envíada a la Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía explica y relata con suficiente precisión los hechos acaecidos en relación con los intentos del autor de que alguién confirmase en la Delegación de Cultura de Almería la recepción vía e-mail del microrrelato para el concurso "Centenario del puerto de Almería".
Dª Rosario Torres Ruiz
Consejera de Cultura Junta de Andalucía
Palacio de Altamira
41004 Sevilla



Excma. Sra:
El pasado día 17 de Marzo del año en curso, me dirigí telefónicamente a la Delegación de Cultura de Almería a través del nº 950011722 para que me confirmasen el recibo de un e-mail a través del cual envié un relato al concurso de microrrelatos”Centenario Puerto de Almería” convocado por esa Consejería de Cultura. El funcionario que atendió el teléfono me dijo que ese asunto lo llevaba una tal Paqui y que, en esos momentos, estaba reunida, que llamase más tarde. Durante esa misma mañana realicé dos llamadas más obteniendo idéntica respuesta. Al día siguiente, volví a llamar, identificándome como la persona del día anterior, y el mismo funcionario contestó que la tal Paqui había salido a la calle, que llamara más tarde. Una hora después lo intenté de nuevo, y entonces el funcionario separándose el teléfono dijo: “Paqui, ¿puedes coger el teléfono?, es para el concurso de microrrelatos”, y al cabo de unos segundos me dijo: “Lo siento pero está reunida, tendrá que llamar más tarde”. Al día siguiente volví a llamar, y, como siempre, diciendo que era el del concurso de los microrrelatos. El funcionario de marras me dijo entonces: “Mire, es que ese tema no lo lleva Paqui, lo lleva la jefa del departamento y ahora está hablando por teléfono. Llame dentro de quince minutos”. A los quince minutos volví a llamar y me dijo que seguía hablando por teléfono. Ante mi desesperación e insistencia en advertirle que yo solo pretendía que alguien me dijese si se había recibido el correo, contestó que él mismo estaría pendiente de decírselo cuando acabase de hablar y que llamase otra vez a los quince minutos. Veinte minutos después volví a llamar y me dijo, como si fuese la primera vez que llamaba, que la jefa había salido a la calle y que no me podía decir nada más, que llamase de nuevo más tarde, ante lo cual, y como usted ya debe suponer, EXPLOTÉ. Le pedí el nombre al funcionario y después de muchos segundos de silencio me dijo que se llamaba Eudaldo Furter -o algo así- y que si iba a poner alguna reclamación contra él, a lo que contesté que contra él, sus jefes o jefas y toda la ineptitud manifiesta durante tres días de absoluta frustración.
Sra. Consejera: ¿Son estas las directrices de actuación de unos funcionarios que cobran su salario para atender las necesidades en esa materia de los ciudadanos? La escena es rotundamente kafkiana. Tres días toreando a un ciudadano que cada vez que colgaba el teléfono se le ponía más cara de gilipollas-con perdón-.
Fíjese, con todos mis respetos, Sra. Consejera, cómo las decenas de funcionarios de la Delegación de Cultura de Almería multiplicadas por todos sus salarios no han servido para dar respuesta durante tres días a la pregunta simple de una cuestión diseñada y convocada por ustedes mismos. Estoy seguro que se estará llevando las manos a la cabeza, pero no se preocupe que si toma cartas en el asunto, ya se encargarán los mismos del desaguisado de darle la vuelta a la tortilla y lavarse las manos en las aguas ponzoñosas de la desvergüenza y así ¡todos tan panchos!
“El Gobierno andaluz concibe la Cultura como una fuente de riqueza y de disfrute que debe ponerse al alcance de todos…es un derecho constitucional”. ¿Recuerda esto? Es una frase suya. ¡Pero cuán cerca, a veces, caminan la Cultura y el puntapié!
Espero no haberla cansado demasiado. Estoy seguro que intentará poner algo de orden en el cortijo almeriense. Y lo peor de todo es que muchos de estos papanatas funcionarios han llegado desde otras partes para mirarnos siempre desde lo alto. ¡Qué tiempos tan genuinos aquellos de las legañas!

Desde el máximo respeto, reciba mi más cordial saludo.

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